No hay mejor pretexto para reunirnos que una tarde en la cafetería de nuestra preferencia disfrutando de una humeante, aromática y deliciosa taza de maravilloso café, de hecho entrar a estos recintos cambia inmediatamente el estado de ánimo, incluso cuando entramos solos para meditar un rato, nos sentimos acompañados de personas que al igual que nosotros, aman al café sobre todas las bebidas.
Aunque muchas veces el café suele disfrutarse en la soledad de una noche de trabajo creativo o meditativo, también se ha ligado con los procesos de socialización, sus componentes activan la mente, hacen que el habla fluya y se conecte mejor con las ideas, estamos más atentos a la plática de nuestros acompañantes, desde que ponen la taza en la mesa, se crea un espacio en donde el diálogo y las ideas nacen.
Las cafeterías han sido adoptadas por muchos de los grandes artistas y pensadores de la historia, desde un principio se convirtieron en los centros de convivencia favoritos, tal fue su éxito, que preocupados por las ideas y las pláticas que en ellas se daban, en el siglo XIV corriendo el año de 1550, las autoridades de arabia intentaron clausurar las cafeterías existentes y prohibir el consumo del café, afortunadamente los intereses económicos pudieron más que el miedo a las reuniones, por lo que dicha idea fue inmediatamente abandonada.
Tiempo después, el café llegó a europa y las cafeterías comenzaron a expandirse rápidamente siendo de los centros sociales más predilectos por la sociedad, especialmente de los intelectuales y artistas de la época, pues más que una bebida, los grandes intelectuales del momento lo consideraban, y aún es así, una fuente inagotable de inspiración, ejemplo de esto es una de las frases más ciertas que Honoré de Balzac dedica a este fabuloso grano “Tan pronto como el café llega a su estómago, sobreviene una conmoción general. Las ideas empiezan a moverse, las sonrisas emergen y el papel se llena. El café es su aliado y escribir deja de ser una lucha”.
Las cafeterías, esos centros sociables tan apacibles, templos de los devotos del café, son sin lugar a dudas el mejor lugar para degustar, salimos de la rutina, las ideas fluyen mejor, los encuentros con amistades son inimaginables sin este gran compañero, el café es esencial para crear nuevos lazos, pues que mejor unión que la de chocar las tazas humeantes y coincidir en ideas.
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