No hay persona que desconozca qué es el café, pero son pocas las que saben de dónde proviene la palabra. Lo cierto es que existen diferentes teorías sobre su origen.
Algunos dicen que proviene de la palabra turca kahveh, que designa, el fruto del cafeto. Otros lo atribuyen a los mahometanos que buscando reducir el efecto psicológico de la prohibición religiosa de consumir bebidas alcohólicas, llamaron kaboueh a la bebida, que significa fuerza. También se cree que puede deberse a kaffa, nombre de una ciudad en Etiopía dónde se cree que se empezó a cultivar esta planta. Por último, están aquellos que defienden el vocablo árabe kahwah.
La teoría más aceptada es que su origen se sitúa en Abisinia, actualmente Etiopía, en la región de kaffa, en el siglo X d.C. Los primeros documentos atribuían a la planta del cafeto propiedades curativas. Al Razí, un médico árabe de la época fue el primero en describir la planta del cafeto, el grano y sus propiedades estimulantes “muy apropiadas para combatir la melancolía”.
De allí, el café sería llevado a Arabia, luego al Lejano Oriente y después a Europa. Durante la Conquista y la Colonia, la bebida estimulante llegaría a las colonias, conquistando toda América y las Antillas.
En el año 1000, otra eminencia de la medicina árabe, conocido como Avicena, escribe “El cánon de la medicina”, uno de los libros más utilizados de la medicina durante siglos, y traducido al latín en el año 1200. En él se describe así el café: “su infusión fortifica los miembros, limpia el cutis, seca los humores malignos y da un olor excelente a todo el cuerpo.”
Los primeros cafés surgieron en La Meca y para 1510 surgió la primera cafetería en El Cairo, donde se extendería y desde allí a Constantinopla, adquiriendo notoriedad por su lujosa decoración, sobre la que existía gran competencia; pero es en el año 1534, en Constantinopla, donde aparece por primera vez escrito el nombre del café.
Los holandeses, que fueron los primeros europeos en comercializar esta bebida, la variaron en koffie y posteriormente los italianos latinizaron el término Kahveh con el vocablo italiano caffé. En Europa también se referían al café como “vino árabe” o “vino de los árabes”. De hecho, en árabe clásico la palabra café era qáhwa la cual significaba “vino que se extrae de un grano”.
Lo que sí es una realidad, es que el término se extendió gracias al vocablo turco que sirvió de raíz gramatical: café en francés, español y portugués; coffee en inglés; caffe en italiano; kave en húngaro; kia fey en chino.
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