Para muchos, el café espresso debería ser patrimonio de la humanidad, pero lo cierto es que bien puede representar un estilo de vida. Originario de Italia, su nombre proviene del tipo de cafetera utilizada para hacerlo, reuniendo en su concentrado sabor los aromas de la pasión por esta bebida, así como del talento para lograr una excelente taza de café.
Este tipo de preparación ha dado como resultado una bebida con un sabor de carácter único, protagonista de un sinfín de sobremesas y reuniones.
Nacido en Italia, el espresso surge de un proceso de preparación inventado en la primera mitad del siglo XX y es un verdadero ícono del país. El café estilo italiano (todas las formas de bebidas de café que usan como base un espresso) fue popularizado por los norteamericanos, aunque su comercialización se debe más a sus bebidas derivadas que al espresso en sí mismo.
Las primeras cafeterías datan de 1640, aunque la primera registrada es de 1683. Hasta el siglo XIX, los cafés que se servían en dichos establecimientos eran bebidas realizadas por métodos basados en la infusión sirviéndose en ollas.
Pero sería hasta 1884 que Angelo Moriondo registraría la patente de la máquina de café espresso. El inventor italiano, proveniente de Turín, obtuvo la patente por un período de seis años. Si bien, cada cierto tiempo Moriondo realizaba mejoras a su invento, nunca lo produjo a escala industrial, sólo fabricó algunas a mano. Sería en 1901 que Luigi Bezzera de Milán crearía una máquina más sencilla que la de Moriondo, debido a la necesidad de tomar café rápido y recién preparado. La máquina consistía en una caldera en forma de columna vertical que proyectaba vapor para preparar café.
Las primeras máquinas eran ineficientes debido a que desperdiciaban una gran cantidad de energía térmica pero, con el tiempo, diversas marcas lanzarían sus modelos al mercado. Serían los norteamericanos los que popularizarían la cafetera en cientos de cafeterías.
El café espresso se consigue haciendo pasar durante 25-30 segundos un chorro de agua caliente a presión a través de una capa de café molido. El resultado es un café muy concentrado que causa un verdadero placer al paladar. Gracias a este tipo de preparación se resaltan las notas aromáticas de los granos.
Y a ti, ¿que tanto te gusta el café espresso?
Referencias
http://www.smithsonianmag.com/
http://www.espressoitaliano.org/
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